«Creo que
esta misión es
muy importante por muchísimas cosas: por ser la primera,
por abrir
caminos nuevos
de evangelización respaldados
por comunidades orantes, fraternas
y misioneras,
por brindar
a nuestra Iglesia caminos de
vida renovada
en la fraternidad que evangeliza evangelizándose»

Cristo Vive ¡Aleluia! N° 6
 

Misioneros misionados

El objetivo que el Señor había fijado para nuestra misión a Córdoba en 1975 era llevar a nuestros hermanos el horizonte de El Movimiento de la Palabra de Dios y la necesidad del compromiso personal en vida y espíritu para dar pasos concretos de crecimiento.

Sabíamos de antemano que nos íbamos a encontrar con una comunidad establecida con características propias, procesos originales y diversos; lo que no sabíamos bien era la totalidad de hermanos que oraban allí como así tampoco qué era en definitiva lo que debíamos hacer.

Nuestra misión era predicar el mensaje evangélico de Jesús en su paso por nuestros grupos. Fueron incontables las experiencias vividas, pero sin lugar a dudas lo que más me llamó la atención fue que los hermanos cordobeses estaban tan identificados con el Movimiento como los que estamos en Buenos Aires, que ni la distancia ni la incomunicación pueden contra el Espíritu del Señor, en este caso, contra el Espíritu de evangelización hecho carisma en nuestros grupos.

La misión se desarrolló en un clima realmente fraterno, cordial, dinámico y hasta gracioso debido al chispeante humor de nuestros hermanos de Córdoba. La hospitalidad con que fuimos recibidos en las casas fue de un exquisito valor humano y evangélico; nos han abierto las puertas de par en par y nos ofrecieron sus comodidades muy atentamente; se preocupaban de que estuviéramos bien cómodos y descansados. He aprendido mucho de estas familias gentiles y serviciales.

Las hermanas del colegio Mater Purissima pusieron su casa a nuestra disposición, la que usamos desde las 9 de la mañana hasta más de las 23 horas del sábado 11/9 para desarrollar la jornada. Tuvimos el placer de saludar a la Madre Provincial de las Hijas de Jesús que se hallaba allí y, aunque estaba muy atareada con unas reuniones de Capítulo, se acercó y nos dio la bienvenida y nos bendijo con palabras consoladoras y muy cordiales; nos llenó de gozo conocer la simpatía de la Madre Amelia para con nosotros.

"El Señor hizo de las suyas", decía una querida hermana al referirse a la oración del sábado por la noche; fue cálida, fraterna, comenzó en alabanza y todos nos sentíamos muy a gusto allí, no faltaron bendiciones personales, cantos en Espíritu y manifestaciones del Poder del Padre a quien en esa noche se le oró casi en exclusividad. Muchos hermanos hemos recibido luz para nuestro camino y fortaleza para seguirlo, sanidad para radicalizar opciones y renovadas gracias de fe y esperanza, confianza, paciencia y servicio al hermano.

El domingo fue muy importante porque participaron de la misión unos cuantos papás cordobeses para quienes proyectamos diapositivas del Retiro de Pascua III y del Cursillo I y con quienes compartimos el gozo de poder alabar al Señor todos juntos. Desde cualquier punto de la casa de Marita se escuchaban los cantos y las oraciones que elevábamos al Señor Jesús.

Para terminar quiero transcribirles unos párrafos de la carta que nos enviara Ignacio, con fecha 2/9/76, previa a la misión, a Marcela C., Mercedes G., Carlos Y., y a mí donde nos daba su impresión sobre la importancia de la misión a realizarse; dice así:

"… Creo que esta misión es muy importante por muchísimas cosas: por ser la primera, por abrir caminos nuevos de evangelización respaldados por comunidades orantes fraternas y misioneras, por brindar a nuestra Iglesia caminos de vida renovada en la fraternidad que evangeliza evangelizándose. Por conformar nuestras vidas en el Espíritu de Amor como servicio pleno a la Palabra, por ser preocupación de todos los hermanos, porque esta misión está fundada en la Pascua y fecundada en Pentecostés, porque es misión de los hermanos para los hermanos…"

Como fruto de la misión quiero mostrarles unos párrafos de la carta que recibimos en Belgrano de Lily G. de Córdoba fecha 16 de setiembre:

"… Amén. Jesús une nuestros corazones para compartir el gozo de la resurrección de Córdoba. ¡Gloria! Jesús ha traído con la misión una esperanza nueva, el Señor abre en Córdoba nuevos caminos, ha clarificado horizontes personales y para la comunidad. Amén. Bendecimos al Padre por las gracias recibidas durante los días de la misión, y pedimos en un solo corazón y una sola alma que Jesús bendiga los corazones de los cuatro hermanos que prestaron su servicio a la Obra y a todos los hermanos que oraron por esta misión. Les pedimos que perseveren en la oración, aunque no dudamos que lo harán; y oren muy especialmente por el grupo de papis cordobeses que ha comenzado a gestarse…"

De la hermana cordobesa Rosa del Valle Merlo, fecha 28/9: "…Y me lleno de gozo y de regocijo en este compromiso que he asumido desde el vamos hasta el final. ¡Aleluia hermano!, que tu testimonio y el mío sirvan para estimular a muchas personas que no han resucitado en el Señor. Luis: estoy plena de paz y alegría por sentir cada día que el Señor late en mí más fuerte, y por hacer de mí su Voluntad…"

Jesús es la Esperanza que este mundo desconoce

Luis Salinas
Cristo Vive Aleluia!
Nº 6, p. 12 (1976)

© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia.