TESTIMONIOS

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Aprobación de La Salette

1. Aprobación eclesiástica de la aparición de María en La Salette

El 19 de setiembre de 1851, en el 5° aniversario de la aparición de La Salette, Mons. Filiberto de Bruillard, obispo de Grenoble, publica un extenso decreto que entre otras cosas dice: "Juzgamos que la aparición de la Santísima Virgen a dos pastores el 19 de setiembre de 1846 sobre una montaña de los Alpes en la Parroquia de La Salette, Arciprestazgo de Corps, presenta todas las características de verdadera y los fieles tienen fundamente para creerla como indudable y cierta. Aumenta la certeza, el concurso inmenso y espontáneo al lugar de la aparición, así como la multitud de prodigios, de una gran cantidad de los cuales es imposible dudar sin ir contra las reglas del testimonio humano. Por tanto, prohibimos a los fieles y sacerdotes de nuestra diócesis hablar públicamente o escribir contra el hecho que hoy proclamamos. Finalmente, como el fin principal de la aparición ha sido recordar a los cristianos el cumplimiento de sus deberes religiosos, los conjuramos, queridos hermanos, a que sean dóciles a la voz de María que los llama a la penitencia y de parte de su Hijo los amenaza con desgracias espirituales y temporales si permanecen insensibles a sus advertencias maternales".

Por lo que se refiere a la Santa Sede, el Papa Pío IX, el 24 de agosto de 1852, concedió que el altar mayor del nuevo templo de La Salette fuera 'privilegiado'. El 7 de setiembre del mismo año erige la asociación de Nuestra Señora Reconciliadora de La Salette.

La basílica de La Salette

León XIII elevó el santuario al rango de basílica y decretó la coronación canónica de nuestra Señora de La Salette, la cual efectuó el cardenal de París el 21 de agosto de 1879. Por último, en 1946, centenario de la aparición, se celebró en La Salette el quinto Congreso Mariano Nacional francés.

2. El Papa Juan Pablo II, que al referirse a La Salette dice: "estamos en el corazón de las profecías", con motivo del 150° aniversario de las apariciones le expresa al obispo de Grenoble:

"Deseo unirme también yo a los peregrinos que vienen a venerar a la Madre del Señor con el título de Nuestra Señora Reconciliadora de los pecadores. Madre del Salvador y de los hombres, Madre llena de amor, que acompaña a todos en la peregrinación de la vida, reveló en este lugar, ante dos niños, Melanie y Maximino, su tristeza por el mal moral de la humanidad. Con sus lágrimas nos ayuda a entender mejor la gravedad del pecado, del rechazo de Dios, pero también el amor apasionado y fiel de su Hijo por los hombres; Él, el Redentor, con el Corazón amargado por el olvido y el rechazo de su amor..."