Mi hijo estaba en buenas manos

«Yo te digo que si crees verás la gloria de Dios» (Jn 11,40). ¿Cómo podría vivir en plenitud sin esta fe que el Señor me regala cada día? Yo no concibo otra forma de vivir. Para mí todo lo demás es basura. Verdaderamente vivo en este mundo pero no pertenezco a él. Cada día es un milagro cuando persevero en el diálogo con Dios y tengo el apoyo de la oración de la comunidad. Desde que empecé a vivir la Vida del Espíritu se suceden las comunicaciones con el Padre, con María y con Jesús, es decir: tengo línea directa con el Cielo. Me guían, me advierten, me consuelan. ¡Las frases son tan claras! Siempre son verdades que se cumplen a su tiempo y allí las verifico.

Hay momentos que me siento como Moisés que caminaba mirando al Invisible. A lo largo de mi vida fui dando pequeños saltos al vacío confiando en Él; y así estoy logrando una confianza que me asombra y me llena de paz. Esta confianza crece en la medida que doy testimonio y les relato a todos los que quieran oírme las maravillas que el Señor hace en mí. Es una aventura maravillosa el camino de la FE.

En este tiempo varias veces al día me vuelve a la mente una parte del Salmo 91 que yo pongo en primera persona: «Aunque caigan mil hombres a mi lado y diez mil a mi diestra, yo permanezco fuera de peligro, su lealtad me escuda y me protege».

Cuando comencé a orar en un grupo carismático hace 10 años no imaginaba que el Señor estaba preparando una cuna para ese tercer hijo Emmanuel, que hoy tiene 8 años. Emmi nació con síndrome de Appert, es decir malformaciones óseas en cráneo, manos y pies. Cuando el obstetra vio la ecografía sugirió no continuar el embarazo. Darío (mi esposo) y yo preferirnos confiar en Dios.

Desde el nacimiento se instaló en mí una certeza de su vida. 'Yo veía a Emmanuel en la facultad'. Lo que creíamos era abismalmente diferente a lo que veíamos. A su enfermedad congénita se sumó una infección urinaria en los primeros días de vida que lo estaba matando. Esa mañana, ya me lo llevaba a casa después de 9 días de lámpara por una ictericia cuando el Señor me dijo: 'Veas lo que veas, escuches lo que escuches, vos no temas y seguí caminando'.

No entendí el mensaje hasta que la doctora me avisó de la infección; fueron quince días más caminando en la fe y luchando contra el miedo que me daba entrar a la clínica para recibir el informe médico.

Y así 4 cirugías de cráneo y dos de manos. La cirugía cráneo-facial duró 10 horas. Fue maravilloso almorzar pizza en un restaurante cercano con Darío y su tía Ruth, los 3 llenos de fe con una confianza total, sabíamos que estaba en las mejores manos: las del Padre.

Los médicos se llamaban unos a otros para ver la recuperación veloz de Emmanuel. A los 15 días nos dieron el alta, y al mes patinaba (aún con turbante) en la vereda. Tenía 2 años y nueve meses.

También puedo decirles que Jesús se metió en los laboratorios e hizo modificaciones en los resultados de los estudios. ¡Claro! ¡Él está más allá del espacio y el tiempo! Porque cuando Emmanuel tenía 6 días lo llevaron en una incubadora a hacer una tomografía computada. Darío lo acompañó. Los médicos le dieron un informe oral basado en lo que veían y dijeron: 'válvulas dilatadas probablemente por hidrocefalia'.

Tres días después era viernes, y ya en nuestro departamento en Avellaneda nos reunimos a orar con nuestra comunidad, y oramos 3 horas por esa hidrocefalia. El Señor nos confirmó con Lucas 14: Curación de un hidrópico en sábado. ¡Cantamos y lloramos dando gracias por la sanación! Estábamos seguros que al día siguiente, sábado, sería sanado.

Cuando retiramos el informe escrito de la tomografía computada decía: 'ventrículos dilatados pero no se observa hidrocefalia'. Emmi jamás manifestó síntomas al respecto. Jesús lo sanó entre el informe oral y el escrito. ¡Y modificó el informe!

Hoy está en la escuela común, pasando ya a tercer grado. El próximo año tomará la Primera Comunión. ¡Señor, creo, pero aumentame la fe!

Jesús es la Esperanza que este mundo desconoce

Marga de G.
Cristo Vive Aleluia!
Nº 92, p. 14 (1994)

© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia.