Cristo Vive ¡Aleluia! N° 171
 

Soy testigo de su fidelidad de Roca

Caminaba orando por el pasto verde de la casa de retiros Stella Maris cuando vino a mí la conciencia de que estaba cumpliendo 35 años en el Señor. Es verdad, comencé a orar en los grupos del Colegio Janer (en el barrio de Flores de Buenos Aires) a fines de 1974. Tenía 18 años.

Vívidamente llegaron los recuerdos de todo ese tiempo y de cómo el Señor me había cuidado: aquellos comienzos en la "casita de Alberdi" con el padre Ricardo; la "noche de oración" un noviembre en San Miguel, cuando por fin me confesé; la primera oración comunitaria en la que pude sentirme plenamente libre para expresarme con la voz y con el cuerpo. Y también volví a vivir la Pascua II con su efusión del Espíritu del Resucitado, los anuncios en el tren de regreso a casa, los primeros trabajos como técnico electrónico, la facultad, el aprender a administrar los bienes, el servicio en la naciente revista Cristo Vive Aleluia!, fruto de la jornada de Pentecostés…

El Cursillo I de 1976 hizo que conociera cómo era el Cielo y que me decidiera a alcanzarlo para todos. Anuncio, Señorío de Jesús, martirio… Luego la fidelidad a las reuniones en medio del proceso militar, la lucha ante las tentaciones que vinieron, la inspiración del Discernir lo que agrada al Señor, el camino vocacional, el ora-et-labora de la revista, la coordinación de los grupos, el poder de la alabanza, el servicio en otras Pascuas, la terapia simbólica, la búsqueda de una compañera y el encuentro en la "misa de padres" del Janer (celebrábamos la Eucaristía una vez por mes para que nuestros padres pudieran conocer el lugar en donde participábamos), los campamentos de verano…

Y la lista continúa: los viajes a Quilmes en tren para ver al padre Ricardo, la decisión de caminar la Dedicación, las Jornadas de María multitudinarias, el departamento de la diócesis de San Justo alquilado en Boedo, mi casamiento en 1983, la democracia y el "Nunca más", la Convivencia aniversario (1984), nuestro primer hijo, el trabajo como docente en el Pío IX, la mudanza a la casita propia en el barrio de Villa Luro, el trabajo en telefonía, el viaje a Ituzaingó en la provincia de Corrientes en 1987 por un mes con opción a tres, el título de ingeniero…

En fin, hace 35 años que soy parte de esta Obra de Dios Padre y hace 22 que estamos aquí como matrimonio misionero, sembrando y cultivando una comunidad pastoral, ayudando en la catequesis local, participando de la Obra desde el confín del Litoral. Tuvimos 3 hijos más, progresé en el trabajo profesional. Y el Señor siempre estuvo sosteniéndome con su fuerza y asistencia. Domesticándome de a poco, debo decir.

 Stella Maris

Aquella mañana de retiro, mi corazón quedó lleno de una serena e inmensa gratitud a mi Padre y Creador. Soy testigo de su fidelidad de Roca. Sus palabras se han cumplido exactamente. Terminé mi oración abriendo la Biblia y mis ojos se posaron en un pasaje titulado: El espíritu nuevo prometido a los exiliados:

«Así habla el Señor:
'Sí, yo los conduje a naciones lejanas; sí, yo los dispersé entre los pueblos,
pero soy momentáneamente un santuario para ellos, en los países adonde han ido'.

Así habla el Señor:
'Yo los reuniré de entre los pueblos, los congregaré de entre los países donde han sido dispersados
y les daré la tierra de Israel. Ellos entrarán allí y exterminarán todos los ídolos y todas las abominaciones.
Yo les daré otro corazón y pondré dentro de ellos un espíritu nuevo: arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra
y les daré un corazón de carne, a fin de que sigan mis preceptos y observen mis leyes, poniéndolas en práctica.
Así ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios'»
(Ez 11,16-20).

¡Amén!! Y en la oración de asamblea de la tarde el Señor me colmó de bendiciones para otros 35 años!

¡Que viva el Rey, mi Soberano!!

Jesús es la Esperanza que este mundo desconoce
Carlos

Carlos E. Yaquino,
Cristo Vive Aleluia!
Nº 171, p. 11 (2010)

Carlos es autor del libro Discernir lo que agrada al Señor, publicado por la Editorial de la Palabra de Dios (de reciente reedición). En setiembre de 1975 participó del lanzamiento de la revista Cristo Vive ¡Aleluia! Se casó en 1983 con Patricia Smiles, y tienen cuatro hijos. Desde 1987 trabaja como ingeniero electrónico en la provincia de Corrientes. Con su esposa, lleva adelante la pastoral de la zona de misión Ituzaingó.

© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia.