La vida de Dios en el hombre es un regalo, un don. Pero su cuidado y desarrollo depende del mismo hombre
1. La gracia, don y tarea |
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La gracia es recibida como don y se la desarrolla como tarea. Se nos da como "un impulso nuevo" que se traduce en un reconocimiento, toma de conciencia, posibilidad de visualizar para qué se me da la gracia. No supone el fin del camino. Es el comienzo de un trabajo interior de oración constante para "modelar" nuestra naturaleza. Muchas veces, entre nosotros, ocurre que en los primeros tiempos del camino nos entusiasmamos, pues oración tras oración recibimos nuevas gracias. |
Al profundizar en el camino de los grupos, nos sentimos decepcionados porque creemos que, así como Dios nos regaló las gracias, también las va a trabajar, sin darnos cuenta de que somos nosotros los que debemos cuidarlas y desarrollarlas, y por otro lado, acrecentarlas. La gracia se puede perder porque "o se abandona explícita o deliberadamente, o bien porque se pierde de la misma manera que alguien ignorante o descuidado pierde una moneda o un anillo" (cf. P. Tomás Forrest, "Cómo se pierden los dones", Cristo Vive 25, p. 18). |
2. ¿Cómo se trabajan las gracias? |
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La gracia se puede no sólo mantener sino también desarrollar, si uno pone en práctica ciertos "secretos", tales como:
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Por último, podemos preguntarnos: ¿cómo se sabe si una gracia es tal?, es decir, ¿cómo se sabe si es una gracia o una ilusión mía? El único signo es el cambio de vida, el paso de "vivir sólo para mí" al "vivir también para los demás y desde el amor de Dios". La auténtica gracia acerca a Dios. Y un signo de acercarnos a Dios es acercarnos al hermano, "ya que nadie puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama a su hermano, a quien ve" (1 Jn 4,20). |
3. La naturaleza: orden nuevo desde el plan de Dios |
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El camino del que sigue a Jesús es el trabajo perseverante de nuestra naturaleza, (que es pecadora pero que fue rescatada por Cristo). Nuestra naturaleza puede facilitar o entorpecer el camino de la gracia, de acuerdo a si somos esclavos o señores de ella. El trabajo de la naturaleza consiste en disponerla al Espíritu y desde Él santificarla y ordenarla al amor. "La gracia supone la naturaleza" (cf. "Psicología y gracia", Cristo Vive 43). Dios se manifiesta en la naturaleza que me fue dada. "Todos los fieles están invitados y obligados a buscar la santidad y la perfección del propio estado"… "El estado puede ser perfeccionado por algo distinto que lo trasciende, así la gracia perfecciona la naturaleza" (LG 42). Este trabajo de la naturaleza es fundamental en orden a la santidad. Hay que dejar que la gracia de Dios pueda elevarla a su santidad original. Si no ponemos los medios para trabajar cada gracia que nos regala seremos cristianos tibios, encerrados en nuestra mediocridad. Nos queda un trabajo: entregar nuestra naturaleza y someterla al orden del amor de Jesús. En este trabajo podemos diferenciar tres pasos: |
Sólo así podremos ser constructores de una verdadera civilización del amor. |
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© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia. |