Cristo Vive ¡Aleluia! N° 5
 

Cristianos misioneros

Amados hemanos, el gozo de trabajar por el Hombre Nuevo inunde los corazones, y sea el Espíritu de Verdad el que guíe los caminos hacia el Padre.

Quisiera invitarlos, hermanos, a que reflexionemos sobre la obra de Jesús en nosotros, a que reconozcamos las maravillas que el Señor realiza en cada uno de los corazones, y a que gustemos los excelsos regalos que provienen del Amor del Padre.

El Señor nos necesita comprometidos con la causa del Evangelio. Debemos asumir la responsabilidad y el orgullo de llevar a Cristo en todo momento y lugar.

La Iglesia necesita cristianos misioneros del amor de Jesús.

Debemos afimar nuestra opción por Cristo acrecentando nuestra poca fe.

No seamos tibios. ¡Quememos de amor el mundo! Amémonos con la santidad que viene del Padre, cumplamos la misión que tenemos dentro del Cuerpo que formamos.

Dejemos que el Espíritu actúe con libertad y sea Él, el que dé testimonio por medio nuestro.

Amemos la cruz con locura. ¡De ella proviene la salvación! No busquemos lo fácil, lo cómodo, lo que nos agrada. Sabemos que aceptar la cruz es decidirse a llevarla, con la dignidad que poseemos por ser hijos de Dios.

Que el amor fraterno que vivimos sirva para mostrar la esperanza de llegar al Reino.

Limpiémonos de toda mancha, para que así el Amor de Jesús habite en nosotros con la pureza que Él exige.

Que cada día se renueve en los corazones la esperanza, la fe y la caridad, creciendo las tres con fuerza transfor- madora.

Seamos hombres nuevos, con vidas nuevas, superándonos y despojándonos de todo aquello que nos impida caminar hacia Dios en santidad.

Que Dios los bendiga, y que María cuide de todos ustedes.

Con amor,


Viviana Ruffener
Cristo Vive Aleluia!
Nº 5, p. 8 (1976)

© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia.