María ha estado siempre presente
en la vida
y la oración
de los grupos. Palpamos
la protección cuidadosa de María, en la vida que
se renueva siempre después de la Fiesta de su Asunción

Cristo Vive ¡Aleluia! N° 5

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Estrella de la Evangelización

La fiesta de la Asunción ha venido a ser algo así como la fecha mariana en el camino actual de los grupos de oración.

El año '74, una jornada de esta fecha fue la que marcó la quiebra de un aparente estancamiento en los grupos surgidos de Pascua I. El ascenso espiritual que se inició entonces, culminó en los así llamados "pentecostés" de Belgrano y de Flores. El año '75, la fiesta de la Virgen Madre nos regaló la reflexión sobre la pastoral de las Fraternidades.

La jornada parcial de este año '76 sirvió para tomar conciencia de la coherencia que debe haber entre la oración y la vida cotidiana. Y al mismo tiempo, para indicar el horizonte amplio, renovador y misional de los grupos de la Palabra.

María ha estado siempre presente en la vida y la oración de los grupos. No puede ser de otro modo cuando la Iglesia reconoce en Ella su propia figura. «La Madre de Dios —dice el Concilio Vaticano II— es tipo de la Iglesia, como ya enseñaba san Ambrosio, a saber: en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unión con Cristo. Porque en el misterio de la Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, la bienaventurada Virgen María la precedió mostrando en forma eminente y singular el modelo de la virgen y de la madre» (Lumen Gentium, 63).

Desde los comienzos, sentimos la protección de María sobre los grupos. "María no dejará que muera una plantita que recién nace", decía una joven universitaria como algo sentido en su oración en el año 1974.

La gracia del Señor nos ha llevado a componer canciones como Oh María, Dichosa eres, Con tu rostro María, etc.

Palpamos también la protección cuidadosa de María, en la vida que se renueva siempre después de su Fiesta. La gozosa Eucaristía del 15 de agosto es un augurio de crecimiento en la vida del Espíritu, para la segunda mitad del año. En realidad percibimos ya nuevos frutos y dones en los jóvenes iniciados este año; como también en el grupo donde participan 25 padres de familia con promisorias experiencias de "Iglesia orante doméstica".

En este número de CRISTO VIVE queremos saludar más especialmente a aquella de la que Jesús nos dijo en el apóstol Juan: «He ahí a tu Madre» (Jn 19,27). Es como si el que entregó su vida para salvarnos nos rogara desde su cruz y su sangre: «Mi Madre es tu Madre, ama mucho a mi Madre».

Queremos saludar a María de Nazareth como Madre de la Palabra de Dios. Como aquella hija singular de la humanidad en la que el Padre ha hecho grandes cosas por obra del Espíritu Santo (Lc 1,49).

La saludamos filialmente, y al hacerlo le pedimos que «Ella que presidió con su oración el comienzo de la evangelización bajo el influjo del Espíritu Santo, sea la estrella de la evangelización siempre renovada que la Iglesia, dócil al mandato del Señor, debe promover y realizar sobre todo en estos tiempos difíciles y llenos de esperanza», según deseos de Pablo VI (EN 82).

P. Ricardo
Cristo Vive Aleluia!
Nº 5, p. 2 (1976)

© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia.