Nos movemos
en torno a Jesús como Palabra de Dios hecha historia, y a la evangelización como misión. Podemos caracterizarnos como Grupos de la Palabra de Dios
con la fuerza
del Espíritu

Cristo Vive ¡Aleluia! N° 4
 

Nuestra identidad

«¿Quién dicen los hombres que soy yo?», preguntaba una vez Jesús a sus discípulos (Lc 9,18).

Siempre necesitamos saber quiénes somos y quiénes son los demás. Necesitamos estar identificados con lo que somos. Es una necesidad de las personas. Es una necesidad de los grupos. Es una necesidad humana.

Esta pregunta de la identidad, semanas atrás ocupó la reunión de la Comunidad Universitaria. ¿Quiénes son los que pertenecen a esta Comunidad? ¿Quiénes son los que estuvieron en el Retiro de Pascua III? ¿A qué grupos pertenecen los que semanalmente se reúnen en los Centros de Flores, Belgrano, Vicente López y Córdoba? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Qué nos caracteriza?

Hay tres caracteres distintivos de nuestras reuniones: la oración, la fraternidad, y el deseo de hacer presente a Cristo en nuestro medio ambiente.

• La oración espontánea, expresiva y abierta a la acción del Espíritu Santo, es como la raíz de nuestras reuniones semanales: ella es la que nos pone en camino de hondura de ser, para una vida renovada en lo más íntimo del espíritu; para revestirnos del hombre nuevo creado a imagen y semejanza de Dios en la justicia y en la verdadera santidad (cf. Ef 4,23-24).

• La fraternidad creada desde la oración compartida, es el centro de nuestras reuniones. Es la presencia de Jesús (Mt 18,20), que hace gracia de hermandad. Es la Pascua hecha apertura, sencillez de trato, receptividad, alegría de encuentro, sacrificio de entrega. La Pascua de Jesús crea comunidad y en ella vive el Resucitado.

Evangelizar, es decir, alcanzar la buenísima noticia del Evangelio a los demás, es nuestra meta. Tratar de ser Evangelio desde la vida, la palabra y los hechos es nuestra misión. Misión de testimonio en la transparencia de la fe, de apostolado en la inquietud de obrar, de servicio en el anhelo de amar al necesitado.

Para ser exactos, nuestros grupos deberían llamarse: grupos de oración, fraternidad y evangelización. Grupos de la fe que evangeliza, del amor que renueva el corazón para renovar el contorno social.

Podemos hacer una caracterización más amplia: como movimiento de grupos, como conjunto. Y encontramos como centro, la Palabra de Dios hecha Pascua y celebrada en la Eucaristía. Es Jesús que revela; salva y se hace Señor desde el amor que entrega la vida.

Lo hemos dicho y lo volvemos a afirmar gustosamente: nos movemos en torno a Jesús como Palabra de Dios hecha historia, y a la evangelización como misión. Podemos caracterizarnos como Grupos de la Palabra de Dios con la fuerza del Espíritu.

Casi desde el comienzo, a partir de Pascua I, el Espíritu de Amor se hizo presente en los grupos con su gozo, su alabanza, sus dones, sus frutos y sus carismas. El Señor ha querido así que participemos de la renovación en el Espíritu Santo dada en la Iglesia. A ella se ha referido recientemente nuestro Arzobispo, el Cardenal Aramburu. Y aunque el fin de nuestros grupos no es la renovación carismática de la Iglesia, es posible que podamos colaborar en ella.

Con la gracia de Dios y la fuerza de su Espíritu, nosotros nos sentimos llamados a llevar la Novedad de Jesucristo en la vida de su Evangelio. A formar diversos Centros, Comunidades y Fraternidades mediante el reconocimiento del Señorío de Cristo, aún en los aspectos temporales de nuestra vida.

Aspiramos a la renovación de la humanidad y de la vida, y por lo tanto, del corazón. Para que habiendo un corazón nuevo en el hombre, pueda haber un Mundo Nuevo con estructuras realmente nuevas: las del hombre justo, libre y fraterno.

Para ello invocamos la protección de María y de toda la Comunidad del Cenáculo. Y a «Aquel que es capaz de hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar, por el poder que obra en nosotros, a Él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones y para siempre. Amén» (Ef 3,20-21).

P. Ricardo
Cristo Vive Aleluia!
Nº 4, p. 2 (1976)

© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia.