Es crear el clima donde cada cristiano que participa
en la comunidad pueda experimentar el impulso para responder al llamado a ser misionero

Pensar una Iglesia distinta: que sale
a buscar a la oveja perdida, que sale a anunciar a los que están lejos y que no se queda a atender sólo a los que
se acercan


La preparación
y la realización
de la Misión
nos abrió
nuevos caminos
de comunión
y de pastoral
de conjunto
entre las distintas capillas de
la parroquia

Cristo Vive ¡Aleluia! N° 112
 

Construir una Parroquia misionera

Construir una Parroquia misionera es crear el cauce comunitario para que cada cristiano, miembro de la Parroquia, pueda desarrollar este aspecto de su misión como bautizado. Construir una Parroquia misionera es crear el clima donde cada cristiano que participa en la comunidad pueda experimentar el impulso para responder al llamado a ser misionero.

Hay dos aspectos que son necesarios tener en cuenta: uno mira al crecimiento en la fe de los miembros y grupos de la Parroquia y el otro busca la forma de llegar a más hermanos con el anuncio de la Buena Noticia.

El primer aspecto es decisivo. Todo crecimiento en la fe es misionero. Todo crecimiento en la experiencia de Dios y en la vida cristiana es misionero. El mejor anuncio del Evangelio es el que se hace con la vida: donde hay vida, ésta crece y se transmite. El anuncio de la Buena Noticia no es el anuncio de una teoría, sino el testimonio de una realidad, de algo que se ha experimentado y vivido. El anuncio del Evangelio pierde toda su fuerza cuando no se puede mostrar con la vida, cuando no se puede mostrar una comunidad que lo viva. «Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han tocado nuestras manos acerca de la palabra de la vida, —pues la vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio, y les anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó— lo hemos visto y oído y se lo anunciamos para que también ustedes estén en comunión con nosotros. Nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Les escribimos estas cosas para que el gozo de ustedes sea completo» (1 Jn 1,1-4). «No podemos callar lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20).

Todo lo que se haga en una parroquia para que los que participan en ella crezcan en la fe, en la vida cristiana, en la experiencia de un Dios vivo; todo lo que se haga para que los miembros de una parroquia vivan más conscientes y comprometidamente su fe; todo paso en santidad de una comunidad y de sus miembros es lo más misionero.

Para que esto se produzca hay que cuidar el anuncio del Evangelio, la vida de oración y sacramental, la vida comunitaria y el acompañamiento pastoral.

Una parroquia cuyos miembros no viven su fe, que no genera vínculos fraternos entre sus miembros, que no hace un camino de santidad no será nunca una parroquia misionera.

Presuponiendo este primer aspecto, se puede dar el segundo paso que es específicamente misionero.

1. Un cambio de mentalidad y de actitud, que implique:

poner en el centro el mandato misionero de Jesús: Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda criatura (Mc 16,15). Buscar responder a ese llamado sean cual sean las circunstancias y las dificultades.

poner la mirada y el corazón en los que están lejos. Tomar conciencia que supone la atención pastoral y el servicio pastoral y el servicio evangelizador en el centro y en la periferia. En el centro tienen templo, sacerdote todos los días, catequesis y otros muchos servicios… y en la periferia poco de todo ello, y algunos casos, nada.

pensar una Iglesia distinta: que sale a buscar a la oveja perdida, que sale a anunciar a los que están lejos y que no se queda a atender sólo a los que se acercan.

2. Una "decisión política"

Es una decisión consciente y expresa de transformar la parroquia en una parroquia misionera. Es la decisión de poner en marcha un proyecto misionero.

Es una decisión de los pastores de la parroquia, pero los religiosos y laicos pueden jugar un papel muy importante para tomar esta decisión.

Sin esta decisión pronto las dificultades impedirán el avanzar en un proyecto misionero.

3. Asumir que la tarea de construir una parroquia misionera ES UN PROCESO

Es un proceso en el tiempo: no se hace en un mes ni en un año. No se hace por hacer una Misión en toda la parroquia, ni por tener uno o varios grupos misioneros.

Puede ser un proceso en el espacio, en los lugares: se puede comenzar con algunos lugares o partes de la parroquia, con algunas capillas o comunidades. Se puede comenzar con algunos grupos o servicios. Para luego, según las posibilidades de ritmo, llegar a todos los lugares y a todos los servicios.

Es un proceso en las personas:

* que se irán incorporando poco a poco, y crecerá el número de los misioneros con el pasar del tiempo.

* que irán creciendo poco a poco desde los espacios de animación y formación, y desde la experiencia de Misión.

No tener en cuenta este proceso hará, en muchos casos, imposible pensar en la construcción de una parroquia misionera.

4. Acompañar la Misión con la formación de una estructura misionera permanente

Esta estructura puede ser:

Equipos de misioneros (o quizá grupos misioneros)

Zonas de misión (de las que los equipos se hacen cargo)

Tiempos de Misión

* tiempo de una Misión especial

* Adviento — Navidad

* Cuaresma — Pascua

* Fiesta Patronal

* Otras ocasiones especiales en algunas comunidades.

Espacios de formación (para los misioneros y los coordinadores)

5. Generar espacios donde incorporar, contener y acompañar
       el crecimiento de los que son misionados

Estos espacios pueden ser:

grupos de evangelización

* grupos de catequesis

* grupos de oración y evangelización

* grupos de servicios específicos: jóvenes, ancianos, enfermos

formación de nuevas comunidades, con instalaciones materiales (Capilla, salones…) y con los servicios que hagan crecer la vida en ellas:

* servicios de evangelización

* servicios de celebración de la fe

* servicios de caridad

Los frutos

Los frutos más destacables que podemos ver a poco menos de un año de realizada la Misión son:

Un gran crecimiento en la conciencia misionera en los misioneros y en toda la parroquia, y el descubrimiento de la posibilidad de llegar a todos, que antes nos hubiera parecido imposible.

Los frutos propios de una Misión: hermanos que se encuentran con Jesús y que se acercan a la comunidad, semillas de fe que quedan sembradas en muchas personas y familias…

Los grupos de la Palabra. Grupos de entre 8 y 25 personas, que se reúnen cada semana en un encuentro de dos horas para compartir la fe y la vida desde el compartir la Palabra y la oración. En este momento se reúnen más de 50 grupos en toda la parroquia.

La gestación de dos nuevas comunidades: la Anunciación del Señor, en el barrio San Martín, y la Visitación de María, en el barrio Piñero, que en este momento, aunque todavía no tienen capilla, cuentan con más de 20 responsables pastorales cada una, en los servicios básicos que se han puesto en marcha: grupos de Catequesis Familiar, grupos de la Palabra, equipos de Liturgia y de Economía y Obras.

• La preparación y la realización de la Misión nos abrió nuevos caminos de comunión y de pastoral de conjunto entre las distintas capillas de la parroquia.

La Misión nos dejó una estructura misionera. La estructura que armamos para la Misión la mantenemos en la mayoría de las comunidades. Es como un paraguas que después de la Misión lo plegamos, pero lo que podemos volver a desplegar cuando lo deseemos. De hecho, en la mayoría de las comunidades lo volvimos a desplegar en el Adviento y la Cuaresma para realizar en cada zona y con cada equipo de la Misión cinco o seis encuentros en cada caso, de preparación de la Navidad y la Pascua.

La Misión tuvo y está teniendo su influencia más allá de los límites de nuestra parroquia: otras parroquias que se han sentido animadas a hacer algo parecido, que ven que es posible y deseable hacerlo, al ver los frutos obtenidos. Seguramente este Congreso Misionero Diocesano (CONSAM 1) sería también distinto si nosotros no hubiéramos hecho esta experiencia. Por haber hecho la experiencia de la Misión, con todo lo que suscitó y nos dejó, hoy el CONSAM 1 es para nuestra parroquia una gracia extraordinaria, porque nos vuelve a renovar y a reimpulsar en algo que sabemos por experiencia que es una gracia muy grande.

Jesús es la Esperanza que este mundo desconoce
El P. José María

José María Aguirre, msf
Cristo Vive Aleluia!
Nº 112, p. 6 (1998)

© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia.